Causalidades casuales
Escrito por Jazmín Agate el 19/9/2023. Última edición el 19/9/2023
Relato de una serie de eventos afortunados.

Hace unas semanas durante un curso de Manejo del Péndulo ocurrió algo que me dejó muy impactada, porque, aunque no necesito que el cielo me confirme que siempre está trabajando a favor de cada uno de nosotros y que cuando las situaciones se hilan de una manera mágica es por alguna razón, igualmente no deja de sorprenderme la cantidad de “casualidades” que tienen que suceder para que todas terminen en algo muy CAUSAL.
A finales de agosto di un taller en Caracas, para ese día los participantes eran 15 mujeres y 1 hombre. Al iniciar el curso todos los puestos estaban llenos, pero eran sólo mujeres. De hecho, antes de que llegara la última persona hice el comentario de que quién faltaba era un chico, cuando llegó la última persona también era mujer, pero bueno, no presté mucha atención porque pensé que pude haber malinterpretado el nombre del chico y que fuera una mujer.
Cuando finalizó el taller y estoy entregando los certificados, efectivamente sobraba el certificado el chico y me faltaba el de una mujer, cuando me acerco a hablar con ella para ver qué había pasado, ambas nos dimos cuenta de que ¡había tomado el curso equivocado!, ella se inscribió en otro curso que estaban dando ese día en ese mismo lugar, que era de péndulo hebreo y que trabajaban con la parte ancestral.
Seguimos hablando para ver qué había pasado con esa confusión y ella dice que se metió tanto dentro de la información del curso de Manejo del Péndulo que no se dio cuanta que nunca trabajamos con el péndulo hebreo y que nunca hablamos de nada ancestral, ella simplemente estaba tomando todo lo que ese día estaba entregando y lo estaba haciendo suyo sin cuestionarse ni siquiera el tema que estábamos viendo. Ayudó con experiencias propias a enriquecer el curso, aportó a responder preguntas que se hicieron y el chico… jamás llegó.
Después de ese suceso (con un hermoso final feliz) he repasado varias veces la cantidad de cosas que tuvieron que pasar para que ella estuviera ese día allí y algunas de ellas fueron: los dos cursos eran de péndulo, los dos cursos eran a la misma hora, el chico nunca llegó porque si hubiera llegado habríamos notado que sobraba una persona, el nombre del chico era un nombre que se podía interpretar como masculino/femenino, si se hubiera llamado Pedro, Antonio o Luis hubiera estado segura de que era un hombre, en fin, un montón de “casualidades” tuvieron que hilarse para que esta mujer, (que además es astróloga y está trabajando en unir esa información con la parte transgeneracional, siendo yo especialista en transgeneracional) asistiera a mi curso de Manejo del Péndulo y esto sin comentar que ella llevaba tiempo buscando péndulos egipcios pero no los había conseguido y ¿adivinen quién vende péndulos egipcios?, ¡pues yo!.
Y como esta historia sólo puede tener un final feliz, ella pudo recuperar la clase a la que faltó ese día por estar muy presente en la mía. Unas semanas después llegó de sorpresa a mi salón antes de iniciar otro curso en el mismo lugar y además de ese saludo amoroso con la seguridad de que esa conexión viene de mucho antes de esta vida, me comentó que estuvo revisando su Instagram y se dio cuenta que me había pedido información sobre el curso de ese día porque lo quería hacer, pero al final se había decidido por hacer el otro. Aunque ahora ya sabemos que no tuvo que tomar ninguna decisión porque realmente pudo hacerlos los dos.
Cuando esa cantidad de cosas que tienen que pasar pasan para que otra cosa suceda, siempre me deja maravillada, siempre me deja pensando en que las casualidades no existen porque algo casual es algo aleatorio y aquí no hubo nada aleatorio, aquí hubo una orquesta de pasos que se fueron planificando desde antes de ese mismo día.
Y también me maravilla pensar que muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de todo lo que tuvo que pasar para que algo pasara o no pasara en nuestra vida. En fin, esa es la maravilla del universo y de la creación.
Para Sonia.